Una de patronatos
Mientras el del Real aprobaba su presupuesto para la próxima temporada, debatía sobre el aterrizaje de Mortier y callaba los problemas con el coro en los tribunales, en el del Liceo ni se mentaba el nombramiento de Antoni Batista -Esquerra y muy aficionado a lo vasco y supuestamente a las negociaciones en territorios extanjeros próximos- como director de comunicaciones y el de una amiga próxima aprovechando el paso del Pisuerga que no del Ebro. En el del Palau de les Arts valenciano se recortaba el presupuesto en unos cuatro millones de euros.
Sorprendentemente, de una u otra forma, todos tuvieron dos protagonistas comunes: la crisis y el crítico Gonzalo Alonso. En el del Teatro Real como patrono con sus observaciones, en el del conjunto con el Liceo con unas emotivas palabras en recuerdo al pasado y presente del teatro catalán y en el de Valencia porque el presidente Camps sacó y leyó sus críticas en La Razon de “Bodas de Fígaro” en el Liceo y “Luisa Miller” en Valencia.
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