Una Tosca arbitraria en el Liceo
Temporada del Liceo
Arbitrariedades
TOSCA de Puccini. I.Salazar, F.Armiliato, J.Morris, S.Shvets, A.Mariotti, J.Ruiz, etc. Director: G. Carella. Director de escena: R. Carsen. Gran Teatro del Liceo. Barcelona, 5 de junio.
Cuando un teatro, como es el caso del Liceo, apuesta por producciones escenográficas arriesgadas es lógico que algunas veces no se acierte. La producción de Amberes firmada por Robert Carsen aleja al espectador del libreto de Giacosa e Illica adoptado por Puccini para la “Tosca” de Sardou, a la que tampoco es fiel. La iglesia de Sant’Andrea della Valle, el Palacio Farnese y el Castillo Sant’Angelo dejan de ser tales para convertirse en escenario y patio de butacas de un teatro en el que actuá la diva Floria Tosca en medio de un mar de deseos e intrigas. Las incongruencias entre escena y texto son constantes porque Carsen fuerza demasiado las cosas. Puccini cuidaba cada aspecto de la acción escénica en sus óperas y por ello su trabajo con los libretistas fue siempre un suplicio. Carsen lo olvidó, pero el público no y es lógico que abunden las protestas.
Una de las consecuencias más perversas de las puestas en escena inútilmente arbitrarias es que sólo unos grandes cantantes son capaces de dar la vuelta a una representación con la que el auditorio se halla en contra. Inés Salazar, que tuvo que anticipar su presentación como Tosca ante indisposición de Daniela Dessí, es una soprano correcta pero sin esa personalidad capaz de realizar lo expuesto. Fabio Armiliato cumplió con dignidad y algún que otro apuro en el fiato, mientras que la veteranía y buen hacer escénico de James Morris se impuso a sus condiciones vocales y Giuliano Carella se excedió en el volumen.
Pero hay algo por lo que felicitar calurosamente al Liceo. En esta semana hay tres grandes producciones alternándose sobre su escenario: “Sigfrido”, “El ocaso de los dioses” y “Tosca”. Es, hoy por hoy, el único teatro de ópera español en el que se produce este hecho. Gonzalo ALONSO
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