Valery Gergiev, nuevo director del Bolshoi: ¿cultura o política?
El maestro Valery Gergiev, partidario de Putin, sustituye a Vladimir Urin en la dirección del Bolshoi
A mediados de noviembre, se hizo pública la decisión de cesar a Vladimir Urin como director del Bolshoi tras su clara oposición a la campaña militar rusa en Ucrania. En febrero de 2022, Urin, al mando del teatro desde 2013, firmaba una carta abierta pidiendo el cese de la guerra. Dicha petición, apoyada por más de 2.000 profesionales del mundo de la cultura, podría haberle costado su puesto en la dirección del Teatro Bolshoi de Moscú.
A su vez, Gergiev, tradicional simpatizante del actual presidente ruso, fue destituido en marzo de 2022 de la dirección de la Orquesta Filarmónica de Múnich por su falta de posicionamiento frente al conflicto en Ucrania. A esta causa, en efecto dominó, se suscribieron numerosas orquestas, festivales y teatros de Europa y EEUU -entre ellos La Scala de Milán, el Festival Verbier y el Carnegie Hall de Nueva York-, procediendo a cancelar la participación del director de orquesta en sus conciertos a lo largo de la temporada. A principios de este año, la actividad de Gergiev ha estado centrada en China y en Rusia, manteniendo su puesto en el Teatro Mariinsky, del cual es director desde 1996.
El pasado 1 de diciembre, bajo la firma del primer ministro ruso Mijail Mishustin, se hacía efectivo el nombramiento de Gergiev como director del Bolshoi para los próximos cinco años. La decisión de ceder la dirección del teatro al director de orquesta proviene de una propuesta del propio Putin que, como indica El Mundo en un reciente artículo, está “decidido a movilizar también el mundo de la cultura en su confrontación con Occidente”. Resulta conveniente destacar el particular interés del presidente ruso por unificar, como fue habitual hasta 1917, las direcciones artísticas de los dos prestigiosos teatros, Mariinsky y Bolshoi.
La revista Forbes añade que “ninguno de los jefes de instituciones culturales que firmaron una carta contra la ‘operación especial’ llegará a 2024 en su cargo”, llamando la atención sobre la aparente crisis cultural a la que se enfrenta Rusia tras el despido y el abandono del país de numerosos artistas que, mostrándose críticos con el poder, deciden no apoyar públicamente el gobierno de Putin.
Bien es verdad que en todos los países se dan cargos a coleguitas o estómagos agradecidos pero este caso en Rusia da tanto rabia como pena, porque se están marginando unos artistas maravillosos injustamente solo porque o no quieren avalar la política impresentable del Sr. Putin, o que abiertamente la denuncian.