Venganzas olímpicas
Madrid cayó a la tercera. Perdimos para frustración de muchos y alegría de unos pocos. ¿O no, señor Carrot? ¿O no, señores de ETA? ¿O no, señor Rogge? Todos lo pudimos ver, pero yo les voy a contar otra historia, una historia que, como dicen lo italianos, “se non é vera, e ben trovata”. Y ustedes ya saben que suelo manejar buenas informaciones. Les voy a contar una historia de venganzas, de vendettas olímpicas.
Tras caer Moscú fue Madrid la ciudad más votada en la segunda votación: 32 votos frente a los 27 de Londres y los 25 de París. ¡Menos mal que este resultado no fue conocido on line por nuestra delegación! pues habría elevado a las estrellas las expectativas y luego habría sido aún mayor la decepción. Cayó Nueva York y en la siguiente ronda todos los votos registrados para la ciudad americana habían de ir a parar a las otras tres. Se demostró que todavía manda quien manda. ¿A quién iban a votar los satélites de USA? ¿Acaso a la antiamericana Francia de Girac? ¿Acaso a la fiel aliada España de Zapatero? No, naturalmente a Londres. Así fue. Ni uno, como tampoco los tres del COIE americanos.¿Saben qué es lo extraño? Que en esta tercera votación España obtuvo solamente 31. ¡Perdió uno respecto a la anterior votación! Sin duda el del compromisario griego que votó tarde.
Pero llegó la votación final y el presidente de honor, Samaranch, no debía andar muy satisfecho con los favoritismos de Rogee por París. Tampoco con la intervención de Alberto de Monaco, aliado de Cirac, en el turno de preguntas. Así que las instrucciones bien pudieron ser: “votantes de Madrid, mejor la pérfida Albión”. Era la forma de demostrarle a Rogge que el poder aún no se había perdido del todo. La segunda venganza olímpica de la noche.
Por la primera ya podemos añadir otro apunte al debe de Irak. Arrieros somos…