Vitalidad del Premio “Reina Sofía”
VITALIDAD DEL PREMIO “REINA SOFÍA”
Orquesta Sinfónica de RTVE
Obras de MAGRANÉ, BERIO y BRAHMS. Orquesta Sinfónica de RTVE. Dir.: Carlos Kalmar. Teatro Monumental, Madrid, 16-17 de octubre de 2014.
El maestro Carlos Kalmar no pierde la costumbre de dirigirse al público al inicio de cada concierto, cual reencarnación uruguaya de Leonard Berntein: en esta ocasión su discurso “sólo” duró seis minutos e insistió en la valentía de los tres autores al redactar sus obras. Esto dicho, su labor puramente musical fue excelente, matizada y, mérito considerable, volcada en la partitura de estreno, “Secreta desolación” del muy joven Joan Magrané (Reus, 1988), página ganadora de la edición XXXI del ya hiper-prestigioso, y codiciado, Premio de Composición “Reina Sofía” de la Fundación Ferrer Salat. La dedicación a la música de esta institución, no sólo con este galardón, sino apoyando también el jazz o la investigación, es encomiable; al primero de los conciertos asistió la Reina Doña Sofía, recibida con cariño y fervor por el público, para entregar el premio a Magrané. Su obra, cuyo título se basa en un texto de José Ángel Valente, posee una estructura de arco en donde dos secciones estáticas encuadran una secuencia más dinámica y potente en lo sonoro. Su disertación, concisa –apenas 12 minutos-, está signada por una escritura de gran fineza y claridad, con una casi oculta reminiscencia, declarada por el compositor, al preludio del “Parsifal” wagneriano. La composición fue admirablemente tocada por la Orquesta de RTVE, cuya familiaridad con la música de nuestro tiempo es siempre estimulante.
“Rendering” (“Interpretación”o “traducción”) de Luciano Berio nació a principios de los años 90 para el Concertgebouw de Ricardo Chailly, y es una enésima vuelta de tuerca a los fascinantes materiales dejados su muerte por Franz Schubert para una Décima Sinfonía. Berio “re-interpreta” el manuscrito, como hizo con tantas otras músicas ajenas, no como una reconstrucción musicológica, sino como una obra de Berio con pregnancia de Schubert, que llega a su máxima hondura en la paráfrasis del impresionante movimiento lento abocetado por el austríaco.
La “Primera Sinfonía” de Brahms no representó antítesis a las obras previamente escuchadas, sino complemento. Kalmar la tradujo con exultante empuje desde el arranque de la pieza hasta su formidable Coda. La Sinfónica de Radio-Televisión Española volvió a sonar compacta, rotunda, y técnicamente impecable. La reacción de la audiencia al término de la sesión fue entusiasta. José Luis Pérez de Arteaga
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