Vivaldi en La Pietà

El título de esta nota, que es el del propio concierto que se comenta en ella, da más información de la que pudiera parecer. Porque si bien el grueso del mundo aficionado a la música clásica sabe de la relación que tuvo el cura veneciano con esa entrañable institución (un convento convertido en orfanato y, a la vez, escuela de música que funcionó activamente durante buena parte de los siglos XVII y XVII, albergando a huérfanos y niñas abandonadas) llamado Ospedale della Pietà , hay dos cosas que quizá no tenga tan claro: que Vivaldi escribió allí buena parte de su Obra religiosa y, segunda y más importante, que esta desmonta de arriba abajo la tremenda campaña de descrédito orquestada alrededor de él durante bastante tiempo, ya en el siglo XX. Recuérdese el argumento: Vivaldi hizo la misma obra durante toda su vida, o sea, en ingeniosa y lapidaria sentencia, no hizo 500 conciertos sino 500 veces el mismo concierto. Hay dos errores en la apreciación, uno directo y otro –que nos atañe ahora- indirecto: la frase es de una simpleza solo comparable a la falsedad que encierra por la pura ignorancia que implica el juicio; y en segundo lugar parece indicar que Vivaldi solo escribió conciertos…

    Pues no. Michael Talbot, uno de los musicólogos más reputados que defienden exactamente lo contrario, nos lo explica una y otra vez, poniendo en auténtico valor, además, las innumerables bellezas de las piezas religiosas de Antonio Vivaldi. El director de orquesta y estudioso del compositor Vittorio Negri abordó el asunto a finales de los años 70 del siglo pasado, dejándonos grabados cinco discos con la música para coro y orquesta, más el oratorio Juditha Triumphans. Volvió luego a la carga, una década más tarde, para abordar la música sacra para solistas vocales y orquesta; tres discos más. Una verdadera revelación, a la que el gran público respondió con bastante frialdad. Más recientemente, y bajo una campaña de marketing basada en el diseño y la aparente modernidad el sello Op.111, con sus nuevos divos nacidos al amparo del necesario (pero no suficiente) movimiento establecido alrededor de las interpretaciones historicistas, se vuelve a producir la necesaria reivindicación vivaldiana. Con más pero relativo éxito que la protagonizada por Negri, cuyos valores, pasados de moda para unos y otros, sería necesario recuperar, aunque solo fuera por aplicación contraria al mencionado movimiento: por puro historicismo interpretativo, aun reciente.

    Por todas estas consideraciones, es una bendición que alguien se plantee llevar a la sala de concierto estas músicas en los atribulados tiempos musicales que corren. Se trata de Jordi Casas y los conjuntos de la ORCAM (la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, el Coro Infantil ORCAM-BBVA y el propio Coro de la casa), que programan para este miércoles un monográfico dedicado a la obra sacra de Vivaldi, con siete piezas: In exitu Israel RV 604, Laudate Dominum RV 606, Laetatus sum RV 607, Kyrie RV 587 y los Credo RV 591/92, todas ellas músicas de primer orden, y que se escucharán tras tres breves salmos.  A mi juicio, programar esto es como plantar una pica, aunque no precisamente en Flandes sino en un lugar más cercano a todos nosotros; además, una pica menos pesada y desde luego mucho más hermosa.  Pedro González Mira.

VIVALDI: Obras sacras. Conjuntos de la ORCAM. Dir.: Jordi Casas. Miércoles 4, 19.30. 7 y 10 €. Descuento para menores de 30 años y desempleados.