Crítica: Vivica Genaux, un pálido recuerdo
Vivica Genaux, un pálido recuerdo
Obras de Haydn, Schumann-Liszt, Loewe y Rossini. XXX Ciclo de Lied. Vivica Genaux, mezzosoprano. Marcos Madrigal, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 8 de abril de 2024
Vivica Genaux se presentaba en el XXX Ciclo de lied. La hemos escuchado tiempo atrás en conciertos con repertorio barroco, que es en lo que ella destacó. Para esta ocasión preparó un programa que recordaba mucho a los de otra mezzo sin duda a años luz de ella: Teresa Berganza. Las cantatas “Arianna a Nexos” de Haydn o “Giovanna d’Arco” de Rossini las ofreció en sus recitales la madrileña, como también piezas del de Pésaro como “Canzonetta spagnuola”. Pero en eso se quedó la cosa, ya que los actuales medios vocales de Genaux distan mucho de ser los de Berganza. Para colmo, ella misma se refirió a su antecesora para recordar que la última vez que pisó la Zarzuela fue para un homenaje a su admirada compañera y lo hizo un día antes de que la familia Berganza hiciese entrega de sus archivos a la Escuela Superior de Canto de Madrid, acto al que, por cierto, acudió Plácido Domingo.
Genaux se mostró insegura en Haydn y cantó la cantata sin entrar en su de por sí limitado interés. En la de Rossini no pudo evitar que se marcasen sus actuales defectos: agudos faltos de limpieza, graves forzados y agilidades ya problemáticas. En las canciones “La viuda andaluza”. “A Granada” y la ya citada apenas se la pudo entender y, por poner otro ejemplo, si no era la Berganza, tampoco era la Horne. Llegó con la propina “Cruda sorte, amor tiranno” de “La italiana en Argel” y hubo una frase inicial que, personalmente, me emocionó porque me recordó enormemente a la eximia.
El recital se completó, de forma incomprensible, con cuatro piezas breves de Schumann a cargo de Marcos Madrigal, que sólo tenían sentido como un descanso para la cantante y que aportaron algo de artificio y poco más. En fin, una tarde para el olvido. Gonzalo Alonso
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