Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Plan de suscripciones

Busca las entradas de cada mes

calendario operístico 2023

Últimos tuits de Beckmesser

Brendel hubiera dicho “no, no es así”
Ni chicha ni limoná
Por Publicado el: 07/05/2009Categorías: Crítica

VOCES LUSTROSAS

VOCES LUSTROSAS

Berlioz: “La condenación de Fausto”. Olga Borodina, Piotr Beczala, IldiarAbdrazakov, José Antonio López. Coro de Niños de la Comunidad de Madrid. Coro Nacional. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Nicola Luisotti. Teatro Real, Madrid. 7-5-2009.

No es fácil la interpretación de esta obra, tan densa e irregular, tan retórica y tan refinada a la vez; tan colorista; tan soberbiamente orquestada. Lo más apreciable estuvo en los solistas vocales. Beczala, un tenor lírico de cierta anchura en el centro y debilidad en un agudo en todo caso bien emitido, es artista fino, que emplea canónicamente la media voz y falsete, aunque carece del temperamento romántico adecuado a la obra. Cantó magníficamente la “Invocación a la naturaleza” del comienzo de la cuarta parte.
Borodina, que posee una suntuosa y sólida voz de mezzo ampliamente lírica, cantó con tino la “Balada del rey de Thule” y la romanza, pero sonó algo áspera en ciertos ataques y estridente en el agudo. Abdrazakov es un bajo cada vez más lírico, pasajeramente engolado, que dijo con intención y declamó con personalidad su Mefisto. El buen bajo-barítono que es López solventó sin problemas el breve cometido de Brander. El Coro Nacional no tuvo su mejor día: se produjeron claros desajustes y faltas de empaste a lo largo de la espinosa composición. Lo mejor se dio en las escenas a las orillas del Elba, donde se consiguieron efectos muy loables en pianísimo. El coro de niños, colocado arriba, en un lateral, no se escuchó desde la platea.
La Sinfónica mantuvo el tipo si alcanzar, en general, la depuración sonora necesaria. Hubo muchos pasajes en exceso neblinosos y espesotes –así el “Ballet de las sílfides”-, achacables en buena medida, evidentemente, a la batuta del extrovertido y movedizo Luisotti, cuya mejor virtud no es la exquisitez en el tratamiento de los timbres. Pero es claro y variado de gesto, controla con fortuna los aspectos rítmicos y sabe mantener la tensión expresiva. Arturo Reverter

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos