Crítica: P. Domingo, el carisma de la leyenda
PALAU DE LES ARTS. CONCIERTO X ANIVERSARIO CENTRE DE PERFECCIONAMENT PLÁCIDO DOMINGO
El carisma de la leyenda
Solistas: Miembros y ex miembros del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo [Maite Alberola y Vittoriana De Amicis (sopranos); Nozomi Kato y Marina Pinchuk (mezzosopranos); Pablo García López, Fabián Lara y Vicent Romero (tenores); Germán Olvera (barítono); Arturo Espinosa (bajo-barítono). Orquestra de la Comunitat Valenciana. Director: Plácido Domingo. Programa: Fragmentos de La condenación de Fausto de Berlioz, Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, Romeo y Julieta de Gounod y Carmen de Bizet. Director: Plácido Domingo. Lugar: Palau de les Arts (Auditori). Entrada: Alrededor de 1490 personas (lleno). Fecha: Sábado, 30 marzo 2019.
A Plácido Domingo se le quiere en Valencia. Su vínculo con el Palau de les Arts es firme, decidido y estrecho. El sábado, cuando irrumpió en la escena del Auditori para dirigir el concierto conmemorativo del X aniversario del Centre de Perfeccionament que lleva su nombre y que él preside activamente desde su fundación, escuchó una cerrada y prolongada ovación. Ni siquiera necesitó cantar ni empuñar la batuta para recoger el cariño y reconocimiento de todos. Más allá de cualquier detalle, el tenor, barítono, director de orquesta, asesor, gestor teatral y ni se sabe cuántas cosas más es desde hace años una leyenda. De ayer, hoy y de siempre. Un icono intemporal de la cultura española y universal.
Irrumpió a sus 78 años tan sonriente y expansivo como siempre. Y como siempre, desde el primer momento estableció ese vínculo personalizado con cada melómano y con cada instrumentista o cantante a través de ese magnetismo misterioso tan único de los más grandes. Más allá de cómo dirigiera o no dirigiera luego, Plácido tenía ya en el bolsillo al público y al propio concierto. En ese ambiente propicio atacó con vehemencia y decisión los primeros compases de la popular “Marcha húngara” de La condenación de Fausto de Gounod, y entre el carisma de la leyenda y la calidad intrínseca de la Orquestra de la Comunitat Valenciana el público se enfrascó al instante en el discurrir de un desigual concierto lírico en el que, siempre bajo la batuta de Domingo, intervinieron algunos destacados antiguos miembros del Centre de Perfeccionament.
Entre los cantantes, despuntaron la pluriocupada soprano valenciana Maite Alberola, que a lo largo del concierto se metió sucesivamente en la piel de personajes tan variopintos como Giulietta y Antonia de Los cuentos de Hoffmann y la Micaela de la Carmen de Bizet; la no menos atareada mezzo japonesa Nozomi Kato (que puso su versátil y bien impostada voz al servicio de Nicklausse, de la madre de Antonia, del Stéphano de Romeo y Julieta y de la Mercedes de Carmen); la bielorrusa y también mezzo Marina Pinchuk, que configuró una Carmen de tantos quilates vocales como de armas tomar; y la bella voz del tenor mexicano Fabián Lara, luminoso Romeo y arrojado Don José. Su escena con Micaela (Maite Alberola) Parle-moi de ma mère supuso uno de los momentos de mayor jerarquía de la noche.
Destacaron también, en su rango de tenor de carácter, el cordobés Pablo García López, en un divertido y caricaturesco Frantz de Los cuentos de Hoffmann; la soprano ligera Vittoriana de Amicis, que dio vida a una ajustada Olympia que no acabó de dar con el punto en su manida caricaturización del autómata personaje, por mucho que Plácido aportara su chispita de gracia al dar cuerda al cachivache cada vez que éste se paraba mientras el percusionista Francisco Inglés hacía oportunamente sonar su carrasposa carraca.
Junto a ellos, y corroborando la razón de ser, sentido y necesidad de la existencia de un centro de perfeccionamiento lírico como el que desde hace diez años sostiene el Palau de les Arts, el tenor Vicent Romero, el barítono Germán Olvera y el bajo-barítono Arturo Espinosa representaron y fueron punta de lanza de las decenas y decenas de cantantes que en esta década se han enriquecido del contacto cotidiano en la vida de un teatro lírico y de la proximidad, cercanía e implicación de un mito como Plácido Domingo. Las palabras en internet de uno de los participantes en este concierto reflejan mejor que cualquier elucubración lo que fue y lo que supone el CPPD: “¡Qué noche tan hermosa y emocionante! Gracias al Centre de Perfeccionament Plácido Domingo. A los que son, fueron y ahora están, por convertirlo en un lugar de creación y encuentro, y hacer que siempre se avance y crezcamos juntos. ¡Os quiero!”. ¡Feliz décimo cumpleaños, y a crecer y a cumplir muchos muchos más! Justo Romero
Publicada en el Diario Levante el 31 de marzo.
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