…Y la acústica cambió
Inauguración del Teatro Pérez Galdós
…Y la acústica cambió
Obras de Rimski-Korsakov, Puccini y Rchaikovsky. Cristina Gallardo-Domás, soprano. Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky. Valery Gergiev, director. Las Palmas, 16 de abril.
A los maestros experimentados les bastan unos minutos para conocer la acústica de una sala, colocar la orquesta adecuadamente y controlar después planos sonoros y dinámicas. Es lo que hizo Gergiev al llegar al Teatro Pérez Galdós, sin prácticamente más que una hora de ensayo. Y la acústica, que tan denostada había sido en la jornada inaugural con la “Novena” dirigida por Pedro Halffter, mejoró de forma ostensible.
Eso sí, la falta de ensayos se dejó sentir en la primera parte del programa, de concepción un tanto absurda. El “Capricho español” de Rimsky-Korsakov sonó un tanto tosco y en el acompañamiento a las arias de “Manon Lescaut” de Puccini y muy especialmente a “Láltra notte in fondo al mare” del “Mefistófeles” de Boito, ofrecida como propina, los desajustes resultaron muy evidentes. Eso sí, Gergiev jamás apagó a una Cristina Gallardo-Domás en plenitud de facultades expresivas, a quien no la hacía falta desplegar tanto caudal vocal puesto que el teatro no es grande. Fueron tres interpretaciones de una intensidad dramática difícil de hallar hoy día, en las que la soprano se encontró prácticamente sola ante el peligro, ya que apenas tuvo apoyo del director. Su triunfo fue grande y merecido.
Orquestalmente todo cambió con la “Patética”, obra que la agrupación podría tocar sola. Lo mejor de ella llegó en el último tiempo, cuando Gergiev se implicó de verdad logrando una excelente graduación de dinámicas y tensiones. Ahora le toca turno a la “Tetralogía” wagneriana. Gonzalo Alonso
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