Sala principal del Auditorio de Málaga, según el proyecto arquitectónico de Federico Soriano y Agustín Benedicto.

El 24 de junio se cumplieron 5 años desde que se disolviese el Consorcio encargado del proyecto del Auditorio de la Música de Málaga. Desde el 17 de julio, el Movimiento Ciudadano reivindicó a los poderes públicos la reactivación del proyecto.

El 29 de agosto, el consejero andaluz de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, abogaba por empezar de cero el proyecto del Auditorio de Málaga dado que el anterior fue enterrado por el Gobierno de Rajoy, en referencia a la reforma de la Ley de Administración Pública de 2013 que liquidó diversos consorcios de España. Ante estas declaraciones, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, rectificó las palabras del consejero afirmando que el Gobierno central pactó con los distintos gobiernos autonómicos la eliminación de esos consorcios. Sí se enterró el instrumento organizado para financiar el proyecto, pero no el proyecto en sí. Así, el alcalde afirma que olvidarlo significaría perder los años recorridos hasta ahora.

De la Torre insistió en que el proyecto arquitectónico ya aprobado para el Auditorio, ganado en concurso público por los arquitectos Federico Soriano y Agustín Benedicto, debe mantenerse, ya que contó con el apoyo de todas las instituciones del consorcio y la supervisión del INAEM.

Además, recordó las palabras del ministro José Guirao, en las que este  ofrecía involucrarse en el proyecto siempre que fuesen la Junta y el Ayuntamiento los encargados de impulsar la iniciativa: «No veo más que razones para mantener el proyecto», destacó De la Torre, quien ve en el proyecto un recorrido histórico que justifica la construcción del Auditorio, necesario para la ciudad de Málaga.

Sin embargo, durante el pasado mes de marzo el ministro de Cultura y Deportes ha apuntado que el proyecto actual – estimado en 100 millones de euros – debe redimensionarse. Esta es solo su opinión, subraya, ya que la decisión recae sobre el Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma: “cuando ellos tengan un acuerdo entrará el ministerio, o lo hará desde el principio, pero lo que no puede pretender ninguna de las tres partes involucradas es imponer a las otras un modelo de auditorio”. Guirao argumenta además que este proyecto fue “descartado por su altísimo coste”. Sin embargo, es el consorcio el que fue suspendido en virtud de una reforma de la Ley de Administración Pública y no el proyecto, que sigue siendo el vigente.

Guirao insiste también en que esta conversación se saque del debate electoralista y de las municipales y recuerda que, al tratarse de un proyecto cultural, conviene pensar en su mantenimiento a nivel técnico y artístico, así como abordarlo desde el respeto y la concordia como ejemplo de diálogo. Por su parte, De la Torre llevará al pleno una moción reclamando al ministro de Cultura que apoye explícitamente el proyecto. El alcalde de Málaga reivindica así el carácter de capital europea de la ciudad, afirmando que a pesar de la ambición de este proyecto, no es menor que la de “ los desarrollados en Sevilla con el Auditorio FIBES, el Valencia con el Palau de la Música y el Palau de Les Arts, en San Sebastián con el Kursaal o en Bilbao con el Palacio Euskalduna”.

Manuel Hernández Silva, director titular de la Orquesta Filarmónica de Málaga, comparte la opinión del alcalde y recalca que el proyecto ya aprobado le parece el más apropiado ya que, entre otros espacios, contempla una sede para la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), lo que evitaría tener que depender de calendarios ajenos.

La semana pasada, la Orquesta Filarmónica de Málaga ha diseñado una previsión de las actividades que podrán llevarse a cabo en el auditorio a fin de que los ciudadanos puedan tener una idea de lo que podría esperarse tras su construcción. Esta planificación responde al proyecto en vigor, en base a las características arquitectónicas diseñadas: dos salas de conciertos, una mayor reservada a espectáculos líricos y sinfónicos, y otra de cámara con 400 butacas; espacio exterior al aire libre;  salas de ensayo, una que asociada a la OFM como orquesta residente; aulas didácticas y un estudio de grabación.

Así, el auditorio acogería la temporada sinfónica de abono y el ciclo Filarmónica frente al Mar, los conciertos de la Joven Orquesta Barroca de Andalucía – que también tendría su sede en el auditorio -, conciertos didácticos y familiares y un tercer gran proyecto didáctico, la Academia de la Filarmónica. Durante todo el año se llevaría a cabo un ciclo de música de cámara, y se recuperaría el Festival de Música Antigua y el Ciclo de Música Conetmporánea. Se potenciará también la existencia de un ciclo de danza, residencias artísticas y la participación de orquestas internacionales en gira.

En cuanto a la temporada lírica, la OFM propone ampliar de tres a cinco títulos de ópera y uno de zarzuela. Se crearía un Coro de la Filarmónica y una Escolanía. El primero contaría con un elenco estable y un director propio, y el segundo, tendría también un director y formaría parte de un proyecto pedagógico materializado en una escuela de canto de carácter inclusivo.

En recientes declaraciones, Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga, ha declarado que Málaga necesita contar con un auditorio – también con un hotel de lujo en el puerto -, incidiendo en que estas iniciativas son de proyección «cultural y económica» para el conjunto de la provincia. Considera también que ni la Junta de Andalucía, ni el Gobierno central ni la propia Diputación pueden, en la medida de sus posibilidades, «poner excusas en una obra necesaria para la ciudad».